Fractura en el Senado: a Cristina se le complica el quórum

Una rebelión estalló ayer en el bloque oficialista del Senado. Cuatro legisladores peronistas decidieron abandonar la bancada del Frente de Todos y sumarse a la justicialista disidente Alejandra Vigo (Córdoba) en un nuevo bloque que se llamará Unidad Federal. En términos políticos, es un golpe durísimo para la vicepresidenta Cristina Kirchner: así pierde el control total de la Cámara alta, que venía manejando con mano de hierro desde diciembre de 2019.

¿Que significa esto? Mayores dificultades para la vice a la hora de reunir el quórum necesario para sesionar, que es de 37 legisladores presentes. Traducido: más dependencia de alianzas coyunturales con fuerzas de la oposición.

Es que, con la pérdida de esos cuatro senadores, el interbloque del Frente de Todos pasará a tener 31 integrantes. Hay peores noticias para CFK: el kirchnerismo estaría perdiendo su condición de primera minoría, que así pasaría a ser de Juntos por el Cambio, con 33 almas propias.

Cristina no estaba ayer en la CABA. Decidió pasar el fin de semana largo en Santa Cruz, su lugar en el mundo. La fractura (¿un signo del desgaste de su autoridad?) llega en un momento clave: hoy está prevista la sesión preparatoria para elegir a las nuevas autoridades del Senado para el próximo período de sesiones ordinarias, que comenzarán formalmente el 1 de marzo con el discurso del presidente Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa.

La vice, contaban ayer sus voceros oficiales, no será de la partida en la sesión de hoy. La reemplazará la presidenta provisional del Senado, la santiagueña Claudia Ledesma Abdala. Se supone que el nuevo bloque de perfil peronista emerge con pretensiones de influir en la cámara. ¿Se reflejará eso a la hora de discutir el nuevo cuadro de autoridades? Es obvio que buscará subir e precio de esa bancada naciente de cinco integrantes. La nueva realidad le agrega algo de picante a una sesión que suele ser rutinaria.

La senadora cordobesa Alejandra Vigo es la esposa del gobernador de esa provincia, Juan Schiaretti, que hace tiempo viene trabajando en un armado nacional de perfil peronista pero claramente diferenciado del kirchnerismo. No sorprende tanto que sea la punta de lanza de la rebelión.

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A ella se suman ahora, tres senadores que han marcado algún descontento previo con la manera de conducir de Cristina: el entrerriano Edgardo Kueider, el correntino Carlos “Camau” Espínola y el jujeño Guillermo Snopek, cuñado del gobernador y jefe del radicalismo Gerardo Morales (ver aparte).

Tal vez la mayor sorpresa haya sido que se plegó la puntana Eugenia Catalfamo, que no da un paso sin la venia de su jefe político, el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá.

“Buscamos ser una alternativa desde donde se priorice la posibilidad de aportar a la reflexión sobre la Argentina que queremos para nosotros y las futuras generaciones, sin grietas, con discusiones que planteen soluciones a corto, mediano y largo plazo”, aseguró este nuevo grupete en un comunicado en el que confirmaron la noticia de la ruptura.

Espínola y Kueider (un albertista hasta hace poco, ahora crítico del gobierno) integraban el bloque Frente Nacional y Popular, de 21 miembros hasta ayer, que conduce el formoseño Jose Mayans. Snopek era parte de la bancada Unidad Ciudadana, de 14 integrantes, que lidera la bonaerense Juliana Di Tullio. Juntos son el interbloque K.

Se separaron así, en dos grupos, cuando Cristina pergeñó una jugarreta para quedarse con una banca más en el Consejo de la Magistratura, el organismo que selecciona y evalúa a los jueces. Algo que todavía no logró por la oposición -con argumentos jurídicos- de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

El gobernador Rodríguez Saá sorprendió al mostrarse con su colega Schiaretti semanas atrás, después de que el cordobés lanzó ese tercer espacio político, se supone que por arriba de la grieta FdT-JxC, con el salteño Juan Manuel Urtubey. Además, está enfrentado con su hermano Adolfo, senador nacional cercano a Cristina.

El nuevo grupo legislativo reivindica el federalismo y le achaca a Alberto, en tanto cabeza del Poder Ejecutivo, como a Cristina, en su rol de líder del Legislativo, su poco apego a ese credo.

Lo cierto es que el oficialismo tendrá aún más dificultades para conseguir, con aliados, el quórum de 37 escaños necesarios para habilitar una sesión en el plano de la Cámara alta.

El kirchnerismo estaría perdiendo su condición de primera minoría, en manos de JxC