“Tengo miedo, esto no debió haber pasado”, dijo el glover que mató al ladrón

“Tengo miedo”, dijo el repartidor de Glovo que el martes pasado mató de dos puñaladas al ladrón que instantes antes había asaltado a una mujer en pleno Centro. “Es un hecho que no debió haber pasado”, agregó, de traje, acompañado por sus abogados y cuidando que las cámaras no registraran su imagen, en la puerta de las fiscalías a donde se presentó ayer para que lo indagara la fiscal Ana Medina.

En las poco más de dos horas que duró el trámite, el joven de 32 años (cuya identidad este diario mantendrá en reserva) detalló cómo se desarrolló la escena, relato que poco después ratificó la víctima del asaltante abatido. Es que aquella misteriosa mujer de la que nada se sabía, más que por los dichos del glover, se presentó espontáneamente en la UFI 1 y avaló la versión del hombre que la defendió.

Su testimonio es clave para la defensa del repartidor, que seguirá imputado por “homicidio en legítima defensa”, en libertad. “No hagan un circo mediático, no me interesa”, pidió el muchacho a los periodistas que lo esperaban en la puerta del edificio de 7, 56 y 57.

Damián Barbosa, su abogado, confirmó que el glover “observó que una señora gritaba porque la habían asaltado”, mientras esperaba que el semáforo de 9 entre 46 y 47 le diera paso. La mujer “le indica las características de la persona (el ladrón) y mi defendido se acercó para demorarla hasta que llegue la Policía. Pero saca un arma de fuego, lo amenaza e intenta robarle moto. También empieza a golpearlo con piñas y el arma de fuego. Forcejean, se le cae la moto cuando intenta robársela, saca una navaja que usa para su trabajo cotidiano en Glovo y en el forcejeo le asesta dos puñaladas que termina con la vida del otro hombre”, refirió. E insistió: “Nuestro defendido estaba desarmado, sacó la herramienta de trabajo y la usó”.

Recordó que el repartidor ya había sufrido un hecho de violencia, “pero nada tiene que ver con esto. En este caso salió a defender a una persona y terminó siendo él la víctima de un hecho de inseguridad”. Por último confirmó que “hay dos testigos presenciales, uno con identidad reservada, que condicen sus declaraciones con lo que declaró nuestro defendido”.

Horas después se presentó en la fiscalía de Medina la testigo que faltaba en esta historia: la víctima del ladrón abatido, Julio Gabriel Zapata (47). Contó que el martes pasado fue a cobrar un dinero ea un comercio de 9 entre 46 y 47, de donde se retiró a las 20.15 con 9.000 pesos “enrollados, sujetos con una bandita elástica”.

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Caminó unos 50 metros hasta que un sujeto robusto vestido con una campera inflable azul, la abordó frente a una casa iluminación de 9 y 47, donde la encañonó para quitarle la plata y el teléfono celular. El ladrón huyó corriendo por 9 hacia 46, momento en que lo vio el glover que esperaba en su moto, sobre la mano izquierda, la luz verde del semáforo. Tras la persecución, el enfrentamiento y la muerte de Zapata, la policía secuestró entre sus pertenencias los 9.000 pesos sujetos con la bandita y el celular de la víctima, información que no había trascendido públicamente para contrastarla con el relato de la damnificada. “Coincidió en todo”, dijeron fuentes judiciales.

Mientras tanto, esperan los informes del revólver calibre 32 incautado al fallecido, así como la hoja de comunicaciones del 911 para determinar si Zapata participó de otros hechos en las horas y días previos al que terminó con su vida.

En simultáneo, analizan un video tomado en un súper chino de 511 entre 6 y 7 que el domingo fue asaltado por dos hombres, uno de los cuales es muy parecido a Zapata y usó un arma igual a la que le encontraron. Habría participado además de un robo en un kiosco de 6 entre 63 y 64. Según la víctima, Agustín (19), “a las 4 y media de la tarde del sábado lo vi pasar caminando por la cuadra y miró hacia el interior del negocio, cruzando una mirada conmigo. A los 10 minutos entró a robar. En ese momento estaba con una compañera, quien al verlo sacar el revólver corrió asustada hacia el fondo y se metió en el baño. Y quedamos un cliente y yo”, describió. Luego señaló que “me apuntó con el revólver que, supongo, es el mismo con el que robó a una mujer en 9 y 46 antes de que lo matara el glover”.

Incluso se sospecha que en medio del raid de delitos el sujeto raptó a una mujer en su propio auto para garantizar la huida luego del asalto a un kiosco en la zona de Plaza España. Confirmar, o no, la participación de Zapata en estos episodios ayudará a esclarecerlos y poner en contexto la escena en la que cayó.

protesta en plaza moreno

Mientras tanto, los repartidores de distintas aplicaciones para celular volvieron a reclamar ayer que se adopten medidas para reforzar la seguridad en su trabajo, conmovidos por el sangriento incidente que tuvo como protagonista a uno de sus compañeros.

“Estamos cansados de tanta delincuencia. Esto va a ser un antes y un después sobre cómo nos vamos a manejar en la calle”, expresó a un canal de noticias uno de los manifestantes, quien se declaró harto de “tener que mirar para allá y para allá” cada vez que “vas a una casa a entregar un pedido”. Y sentenció: “Después de las 7 de la tarde ya no podés andar tranquilo”.

Entre los repartidores conviven posturas distintas en relación con la decisión de defenderse de los delitos o no oponer resistencia, para resguardar la vida.

Los que optan por lo primero reconocen que llevan entre sus pertenencias gas pimienta, una barra de extensión o un objeto para defenderse, aunque todos aclararan que “laburamos 12 o 14 horas por día. Nadie sale a matar. Además, si lo lastimás, la ley no te ampara”, cerró uno de ellos.