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Policiales |Ocurrió en La Plata

El misterio del 1013 de la calle 2 y la puerta invisible detrás de la que quizá esté Gardel

La vida de novela de unos de los mayores ídolos populares tiene un anclaje platense. Una historia de guapos, venganzas y papeles falsos. O no...

El misterio del 1013 de la calle 2 y la puerta invisible detrás de la que quizá esté Gardel

La casona de 2 y 53. Gardel habría declarado ese domicilio

Hipólito Sanzone

Hipólito Sanzone
hsanzone@eldia.com

19 de Septiembre de 2021 | 03:17
Edición impresa

“Y al fin y al cabo dígame usted: ¿De la muerte y de los cuernos, ¿Quién está a salvo?”.

Que Carlos Gardel haya vivido en una casona de la zona de 2 y 53, frente a lo que pese a los cambios de nombres popularmente le seguimos llamado “Jefatura de Policía”, es una sombra que cruza la ciudad como un duende travieso.

Forma parte de las regiones oscuras de un famoso entre famosos. Turbulencias de la vez en que la muerte fue a buscarlo y lo encontró, pero cuando ya lo tenía listo para llevárselo, acaso haya entendido que era justo y necesario dejarlo cantar un tiempo más.

Y todo eso está ligado a la historia de los grandes favores con documentación falsa que le hizo el caudillo conservador Alberto Barceló.

“Lo pasado, pisado, Garesio, déjese de joder”.

El hombre había aceptado el trato y eso ya lo puso a salvo de tener que ver como su negocio se convertía en brasas, desde la primera cortina hasta la última silla. O que le plantaran un balazo en medio de la frente. O ambas cosas a la vez.

En el caluroso final de 1915, la vida del hombre que a esa altura ya pintaba como el máximo ídolo popular de la Argentina, (aunque años después debiera compartir el podio con un gambeteador mágico y arrabalero como él), pendía de un hilo. Los médicos habían dicho que la bala estaba en un lugar “muy difícil” del pulmón derecho, pero que por esas cosas de la ciencia y del destino, había esperanza de sobrevida.

Así era el diagnóstico de los médicos que en la madrugada del 10 al 11 de diciembre de ese año atendieron de urgencia al Zorzal en el Hospital Ramos Mejía. Llegó vivo de milagro y hasta la tragedia de Medellín, seguiría así gracias a un acuerdo entre pesados de los más pesados de entonces.

El balazo que esa noche recibió Carlos Romualdo Gardel estuvo directamente emparentado con una mujer de comentada belleza en aquellos ambientes, entre sofisticados y sombríos, del Chantecler, el Armenonville y otros célebres cabarets.

MADAME Jeanette

Se llamaba Giovanna Ritana y era, junto a su esposo Amadeo Garesio, la dueña del Chantecler. Venían de la isla de Córcega con sueños circenses que pronto tomaron otro rumbo. Garesio traía fama de avezado trapecista. Empujada por la fiebre francesa de aquellos años, Giovanna no tuvo problemas en que la llamaran Jeanette, aunque siempre fue más conocida como “La Ritana”.

Como suele ocurrir, hay versiones encontradas y así fue con la intensidad de romance, esa flecha que atravesó los destinos de Madame Jeanette y de Gardel. Para unos fue lo que hoy se conoce como un “toco y me voy”. Otros sostienen que fue un amor prohibido, en el modo bien caliente en que funcionan esos amores. Terceras interpretaciones apuntan a “un poco de cada cosa”. De más está recordar que no había entonces indiscretas redes sociales pero aún así, más de media Buenos Aires sabía del asunto.

Muchos años después, cuando el Chantecler caía bajo los golpes de la demolición, Enrique Cadícamo lo evocaría con su tango Adiós Chantecler: “De entre aquellas rojas cortinas de pana, de tus palcos altos que ahora no están, se asomaba siempre Madame Ritana, cubierta de alhajas, bebiendo champán”.

EL TRAPECISTA DESPECHADO

Al trapecista Garesio le atribuían la copropiedad del Chantecler, que funcionó en la calle Paraná al 440 a metros de la Avenida Corrientes. Pero la historia oficial dice que su dueño era un inmigrante francés, Charles Seguin que se las había ingeniado para hacer del lugar cita obligada de artistas, políticos, turistas y gente adinerada de diferentes maneras. Pero hay otra versión que ubica al lujosísimo Armenonville, en lo que hoy es la Avenida de Libertador a metros del Automóvil Club Argentino, como escenario de aquella instancia histórica y violenta en que casi matan a Gardel. Acaso la referencia tenga que ver porque había sido ahí, en el Armenonville, donde Carlos Gardel deslumbró por primera vez en dúo con José Razzano, en la fiesta de año nuevo 1914.

En “Un Balazo para Gardel”, Mónica Oporto cuenta que en la noche en que El Morocho cumplía 25 años salió de farra con sus amigos: el actor y cineasta Elías Isaac Alippi, Carlos Morganti, Pepito Petray, Pancho Martino y Abelenda. Y que en medio de una farra paqueta en el Palais de Glace alguien propuso seguirla en el Armenonville.

Una de las primeras versiones dio cuenta de que Alippi y un tal guapo Serna se fueron a las manos por una cuestión menor y que la pelea siguió en la calle donde Gardel recibió un tiro en un pulmón. Pero según Oporto esa pelea fue una excusa armada por Garesio, el engañado marido de Madame Jeanette, que hacia dos años tenía la sangre en el ojo y los cuernos en la frente.

UN PARIENTE DEL CHE

En avenida Del Liberador y Agüero fue la emboscada. Y el tirador fue Roberto Guevara, acompañado por Gregorio Gallegos de la Serna de los que algunos sostienen que eran parientes de quien se convertiría en el Che Guevara.

La noticia del balazo a Gardel fue un latigazo y entre los rincones donde pegó, figuró el Comité del Partido Conservador de la avenida Pavón al 200, en Avellaneda, donde atendía a los amigos Juan Nicolás Ruggiero, Ruggierito, el célebre gatillero del caudillo Alberto Barceló.

Gardel y Ruggiero eran amigos y el Zorzal profesaba afecto, respeto y agradecimiento hacia él y a Barceló.

“Nos devuelve el mito a su dimensión humana. A su realidad en una sociedad injusta”

Según el historiador Norberto Folino que refiere a Esteban Capot, amigo de la infancia de Gardel, fue el caudillo Barceló quien le consiguió a Gardel los papeles de nacionalidad argentina para que pudiese actuar en París sin peligro a que las autoridades francesas lo metieran preso por desertor y lo obligaran a hacer el servicio militar. Semejante favor hizo que Gardel fuese una presencia infaltable en los actos del Partido Conservador donde se usaba amenizar los mitines con cantantes populares, como a su turno lo hacían Gabino Ezeiza o José Betinotti en los comités radicales.

Con Gardel todavía en el hospital y con un diagnóstico inquietante, se puso en marcha un operativo para darle el vuelto al trapecista despechado.

LA BALA

Cuentan que el plan era, de entrada nomás, prenderle fuego al Chantecler y acto seguido devolver el balazo a su presunto dueño. Pero a último momento a Barceló se le ocurrió un plan mejor, sin tanto escándalo. Comisionó entonces a Ruggierito que al filo de las fiestas de fin de año se presentó ante Garesio acompañado por tres de sus mejores gatilleros.

Entre quienes avalan esta versión, el historiador y periodista Adrián Pignatelli en su libro “Ruggierito, política y negocios sucios en Avellaneda Violenta 1920-1930”, sostiene que Garesio ya tenía en marcha un nuevo plan para matar a Gardel.

“Lo que pasó, ya pasó. ¿Vale la pena una guerra?”, arrancó Ruggierito dando a entender que si otra vez tocaban a Gardel, Barceló iría a comerle “el hígado”. Y para cerrar el trato, aflojó las tensiones con un viejo dicho popular que acaso terminó de convencer al trapecista.

“Dígame, Garesio, ¿de la muerte y de los cuernos, quién está a salvo?”.

Garesio firmó la paz y esa bala en el pulmón de Gardel sería en adelante parte de su leyenda. En los mentideros se afirmaba que la presencia de ese plomo tenía mucho que ver con la cadencia de esa voz única y de ahí el “cada día canta mejor”.

Al decir del periodista cuyano Orlando Navarro, tras el accidente aéreo de Medellín, los médicos que hicieron la autopsia a Gardel encontraron la bala. Y empezó a correr entonces la idea de que la tragedia había sido disparada por una riña dentro del avión.

“Pero se comprobó que no era así, pues esa bala hacía 20 años que estaba en el cuerpo del inmortal, a raíz de aquel hecho de sangre, por una mujer’’.

EL “PLATENSE” CARLOS GARDEL

Marcelo Martínez es un escritor e investigador español que ha dedicado buena parte de su vida y su carrera a estudiar a Gardel y sus misterios no resueltos o resueltos a medias. Es coordinador de la web Gardel. Es uno de los sitios con más abundante y variado material sobre el tema.

Según Martínez, sus colegas argentinos los investigadores Ricardo Ostuni y Martina Iñiguez habrían encontrado el prontuario de Carlos Gardel en el que se lee con claridad que “Carlos Gardel, natural de la R. Argentina, nacido en La Plata Provincia de Buenos Aires el 11 de diciembre de 1887, hijo de Carlos Gardel y de Berta Gardel, de estado civil S (soltero), de profesión empleado, quien si lee y escribe y domiciliado en La Plata calle 2 N° 1013 y que adjunta fe de bautismo y libreta de enrolamiento se presenta para solicitar la Cédula de Identidad que le fuera entregada el 15 de agosto”.

Para los investigadores, el auténtico prontuario policial de 1915, que se consideraba perdido, reapareció en octubre de 2012. La firma de Carlos Gardel es acompañada por las huellas dactilares de ambas manos, y las mismas coinciden con las que están estampadas en sus documentos posteriores.

Cualquier mortal con un GPS podrá llegar al 1013 de la calle 2. Pero se llevará una sorpresa

“El expediente le identifica bajo el apelativo ‘El pive (así, con V corta) Carlitos’, dejando asentado antecedentes por ejercer la picaresca; textualmente dice: «el causante es conocido con el apodo de “El Pive Carlitos” y está sindicado como estafador por medio del cuento del tío”.

En uno de sus trabajos Martínez agrega, como dato a tener en cuenta, que “el término PIVE proviene del genovés y significa aprendiz, o muchacho de los mandados y quizás la policía lo tuviera calificado como aprendiz de malandrín. En todo caso el apodo denota que incursionó de forma ocasional en delitos menores, pequeños engaños; nos devuelve el mito a su dimensión humana, a su realidad social interactúando con la sociedad urbana del siglo XX, a la vez injusta, violenta y atractiva. Nos permite entender mejor sus duras vivencias, y aún el contenido de sus tangos, poblados de personajes que formaron parte de su realidad. Nos permite quererlo y admirarlo aún más, por llegar a ser quien realmente fue. Como dijo Aristóteles: «En las adversidades sale a la luz la virtud»”.

¿TOULOUSE O TOLOSA?

Pero las sorpresas no quedan ahí. El investigador español refiere a que “otro elemento importantísimo que nos presenta el expediente es el registro de la detención en 1904, en La Plata, como menor fugado, retirado por su Sr. Padre. En este nuevo documento, Gardel modifica sus declaraciones anteriores (en realidad a medias, pues en el expediente con picardía indicó como lugar de nacimiento Tolosa, jugando así con la ambigüedad entre Toulouse de Francia, y Tolosa, un barrio ubicado en La Plata. Aquí confiesa que nació en 1887”.

El asunto de la nacionalidad de Gardel seguirá por siempre siendo un asunto irresuelto y para el investigador es un misterio entender “por qué siempre buscó obtener los papeles como ciudadano autóctono, rioplatense, evitando, sistemáticamente, declararse francés”.

Y aquí surge la hipótesis, la pista platense: “La relación entre el futuro cantor y la Ciudad de La Plata, confirman aquellos rumores a cerca de su estadía en dicha ciudad, donde mantuvo contactos con personajes influyentes, que le habrían ayudado a conseguir documentos para regularizar su situación legal. En el expediente se refleja que presentó un Acta de Nacimiento y una Libreta de Enrolamiento, que fueron aceptadas. Es el eslabón que faltaba para corroborar los testimonios antedichos”.

“La solicitud de la cédula de identidad y libreta de enrolamiento, deben figurar en el prontuario de 1913. El mencionado prontuario está en manos del Dr. Norberto Ignacio Regueira, y del Centro de Estudios Gardelianos (C.E.G.), según informó en 2012 Juan Carlos Esteban. Por ser anterior a la Primera Guerra Mundial sería importantísimo tener una copia de todas las hojas de este amplio dossier. Sin embargo, su contenido se ha mantenido en secreto y hasta ahora nunca se ha permitido consultarlo”, es la conclusión del investigador español.

Consultado por este diario, Martínez sostiene que los documentos referidos “parecen ser la resolución precipitada para obtener un pasaporte que le permitiera viajar a Brasil, en 1915, para una gira que se estaba organizando”. Y asegura que “hay testimonios de que, siendo aún muy pequeño, Gardel vivió un tiempo en La Plata”.

“La policía de la Provincia de Buenos Aires tenía un sólo antecedente de Gardel, y es la ficha de detención que le hicieron en 1904 en el entonces pequeño pueblo rural de Florencio Varela. Allí declaró que había nacido en Toulouse, Francia. Permaneció en la cárcel prácticamente una semana entera desde el domingo 11 de septiembre hasta el sábado 17, día en que figura como retirado por su padre”, indica.

LAS HUELLAS DACTILARES

Todo parece conducir a que Gardel fue cambiando de apellido, año y país de nacimiento: Francia, Argentina y Uruguay. “Pero las huellas dactilares nos certifican que se trata siempre de la misma persona”.

Todo indica que, como sostiene Martínez, la aparición del prontuario de 1915 es clave en la biografía gardeliana. “Su sola existencia redibuja una historia distinta, sobre Carlos Gardel, pero al mismo tiempo permite corroborar diversos relatos recogidos hace tiempo, que se sospechaban apócrifos. Ahora sabemos que contaban con una base real. El Dr. Raúl Torre y el Dr. Juan José Fenoglio han verificado las huellas dactilares y la firma de Carlos Gardel, en todos los expedientes atribuidos. Descartan que los cambios de identidad del cantor se debieran al temor de ser llamado a filas por el ejército francés, ya que sus declaraciones contradictorias se produjeron incluso antes de la Primera Guerra Mundial. Parece ser que Gardel cambiaba de nombre, y documentos, con el fin de ocultar un pasado delictivo”.

Entonces, resultaría lógico entender porqué Gardel ocultaba su pasado o, cuando menos, echaba mantos de duda sobre el.

“Se hacía pasar por francés, por uruguayo o por argentino; se encargó de borrar las huellas documentales de su pasado; sembró pistas falsas siempre que le fue posible. También explicaría porqué nunca se fotografió junto a Berthe Gardes, Anäix Beaux o Fortunato Muñíz. Porqué tenía afinidad con personajes non sanctos como los Traverso, Ruggierito, Yéyaro Barriga Retobada, Barceló, La Ritana o Juan Garesio”, sostiene el investigador.

LA PUERTA MÁGICA DE LA CALLE 2

La casona del 1013 de la calle 2, donde se asegura que Gardel informó haber vivido, forma parte de una importante propiedad de valor patrimonial que arranca a metros de 53 y dobla por 2 hasta cubrir un importante espacio de la manzana.

Se sabe que la casona fue comprada hace ya varios años por la pareja de profesionales (un ingeniero y una arquitecta) que vive allí y que el lugar fue reformado y dividido en su interior. Una versión indica que parte de esa propiedad que alguna vez fue una sola, se vendió y en una parte funciona ahora un estudio de arquitectura.

Cualquier GPS permitirá a cualquier mortal llegar con facilidad al 1013 de la calle 2, en La Plata.

Les espera una sorpresa. Y es que el 1013 existe, está perfectamente marcado con un indicador de estilo, de los antes, de esos que permiten identificar a las “casas viejas” llamadas patrimoniales.

Pero en lugar de una puerta hay una pared.

Parece un cuento de misterio. Empuja a la fantasía de sospechar que esa puerta es en realidad una entrada invisible, un portal a otra dimensión.

Y que para cruzarla se necesita algo más que un GPS.

 

 

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El Chantecler, donde se cruzaron el Zorzal y Madame Jeanette (izquierda). El gran salón donde La Ritana se paseaba como una faraona (derecha)

Un documento clave sobre la hipótesis del “Gardel platense”

La casona de 2 y 53. Gardel habría declarado ese domicilio

La puerta ciega del 1013 de la calle 2. Un misterio

Marcelo Martínez

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