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Deportes |Los ingresos de piatti y carrillo fueron decisivos para encontrar los goles que estaban demorados

Paciencia, la gran virtud albirroja para el triunfo clave que fortifica su autoestima

Estuvo acertado Domínguez al modificar drásticamente la identidad del ataque. Le sobraba un defensor y, por eso, hizo cambios valiosos

Paciencia, la gran virtud albirroja para el triunfo clave que fortifica su autoestima

Pablo piatti hizo, de cabeza, el gol más bonito e importante de la noche, el primero de los cuatro /d. ripoll

Martín Mendinueta

Martín Mendinueta
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19 de Abril de 2023 | 04:39
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Siempre las noches coperas entregan matices que las hacen difícil de olvidar. Estudiantes, decidido y paciente (sus mejores virtudes), consiguió lo que mereció en una noche que no fue tan sencilla como puede aparentar la aplastante diferencia numérica.

Después de un primer tiempo que lo mostró netamente dominador, pero algo impreciso, los cambios que realizó Eduardo Domínguez en el entretiempo resultaron decisivos en el curso de la historia.

Los ingresos de Pablo Piatti y Guido Carrillo fueron decisivos. La soledad de Mauro Boselli en el tramo inicial (Matías Godoy volvió a quedar a mitad de camino en la identidad del puesto y en la eficacia de sus aportes) cambió drásticamente para afrontar el capítulo final. Estudiantes le ratificó al modesto oponente guaraní que se iba a instalar cerca del área de Servín y que no iba a parar hasta quebrar la paridad que sólo era real en la chapa del resultado parcial.

EL León supo convivir con la ansiedad sin permitir que dominara su juego y hasta terminó disfrutando los minutos finales de una goleada que a cualquier equipo le viene bien.

Tres puntos vitales, segundo triunfo consecutivo en la Copa, cuatro goles de hombres que valorarán muchísimo haber anotado y la sensación inconfundible de que el equipo va creciendo mientras fortifica su autoestima.

dominio poco convincente de un equipo al que le faltó precisión

Estudiantes, como se preveía, se instaló rápidamente en el campo rival, pero nunca lo hizo con la fuerza ni con la claridad necesaria como para establecer la diferencia que tanto quería.

Podría haber llegado al gol con una aparición clara de Benedetti, o con aquel toque al primer palo de Matías Godoy. El tema fue que al tejido de las asociaciones albirrojas les faltó inventiva y mayor precisión.

El perfil claramente ofensivo de Gastón Benedetti, con proyecciones permanentes por la banda izquierda, fue la nota destacada de un capítulo inicial donde los hinchas albirrojos se quedaron “con gusto a poco”.

Mauro Boselli, el gran mimado de la noche por el golazo que le convirtió a Boca, en varios momentos se sintió solo adentro del área paraguaya. Siempre se las rebuscó como para descargar juego, aunque le sigue faltando un “cómplice” (quizás ahora pueda armarse de nuevo el binomio con Carrillo) en el rectángulo donde suele revalidar su incuestionable jerarquía.

La sensación que se percibía al término del primer tiempo refería a que si bien era muy probable, no estaba garantizada la victoria. Así como estaba planteada la historia a Estudiantes le estaban faltando algunos ajustes que lo encaminaran hacia donde quería llegar.

Cuando los hinchas albirrojos advirtieron que Piatti y Carrillo estaban para sumarse a escena desde el pitazo inicial del complemento, la mirada sobre lo hecho por el entrenador en el vestuario generó el gesto universal de un pulgar hacia arriba.

hermoso gol del mismo petiso que saltó a la fama en 2006

Cuando Godoy tiró el centro, a los 18 minutos, a nadie se le cruzó que Pablo Piatti, sobre todo por estar parado tan lejos del arco, podía hacer semejante golazo. La clavó en el ángulo. Fue un cabezazo hermoso, medido y ejecutado a la perfección.

El mismo petiso que allá lejos, en la campaña del campeón 2006, clavó un impacto inolvidable y fundamental para su destacada carrera profesional al marcar el gol de la victoria ante Newell’s en Rosario, rompió el cristal de le impedía estar tranquilo.

 

Los restantes le pusieron color y sonrisas a la victoria que no debía escaparse.

El triunfo ante Boca y el de anoche armaron combo estupendo para fortalecer una propuesta táctico-estratégica que, cuando deba salir a sí o sí a buscar la victoria, deberá contemplar algunos retoques.

Un párrafo aparte merece la expulsión de Mariano Andújar. Fue la única mancha. Su ausencia en San Pablo ante Bragantino no será un tema menor. Aun transitando el tramo final de su carrera, su presencia bajo los tres palos tiene un peso específico indudable. Su actualidad puede ser discutida y criticada, pero a nadie le da lo mismo que esté o no.

Boselli, el mimado de la noche por su golazo a Boca, casi convierte de taco. Se ganó los aplausos

Cabezazo perfecto de Piatti a la red; como en Rosario, en la campaña con el Cholo Simeone

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