El empate, un castigo para Estudiantes: ni con el tiro del final le pudo ganar a San Lorenzo

Estudiantes de La Plata se quedó con toda la bronca. Y vaya si tuvo motivos para eso. La imagen del penal que le contuvo Augusto Batalla a Benjamín Rollheiser en el minuto 52 es la muestra de ello. En esa jugada se acercó al triunfo por el que mucho no hizo pero que acarició en el inicio y en el final del partido. No pudo ser y por eso el 1-1 final contra San Lorenzo lo deja con las manos vacías y con un punto que suma poco.

Otra vez el equipo mostró una merma en la generación del juego. Como ante Bragantino y Colón le faltó un plus para llegar con sorpresa y gente al área rival. Al igual que en los dos partidos mencionados no tuvo tantas situaciones de gol como en otros pasajes del campeonato. Y por eso el lamento de haber fallado el penal en el minuto 52, cuando el empate estaba sellado. 

La igualdad lo deja en el cuarto puesto, a dos unidades de San Lorenzo pero con la posibilidad de perder ese lugar si ganan Central, Lanús o Defensa y Justicia. Mucho se lamentará el plantel y el número “10” esa chance desperdiciada, inmejorable. Es verdad que el torneo anual es largo, pero le hubiesen venido muy bien los tres puntos.

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Estudiantes vs San Lorenzo, el análisis

El primer tiempo fue muy aburrido, demasiado calculado y previsible. No tuvo nada de brillo, apenas alguna polémica, mucha marca y solo el gol de Estudiantes como hecho destacado. No es poco, claro, pero ni siquiera ese golazo de Santiago Ascacibar logró desbloquear un nivel que hizo más fría y húmeda la noche platense.

San Lorenzo se paró con tres centrales y dos laterales. Una línea de cinco que casi nunca se rompió, ya que uno de los de afuera era Gastón Campi, claramente un marcador central con poco afecto a proyectarse. El equipo de Insúa jugó como lo hizo en todo el campeonato, buscando ser sólido atrás y tratar de aprovechar alguna contra en la recuperación, aprovechando la velocidad y gambeta del Perrito Barrios.

Estudiantes también lo hizo como en casi todo el campeonato, al menos desde que Eduardo Domínguez está en el banco de suplentes. Al defender con cuatro jugadores tuvo mayor presencia numérica en el mediocampo y desde allí empezó a manejar la pelota de izquierda a derecha, con mucha triangulación y siempre buscando y esperando el momento para el pase filtrado. No se animó nunca a la gambeta en el mano a mano, pero sorprendió la paciencia con la que jugó.

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Esa fue su mayor virtud, porque supo hacerlo con la cabeza fresca y la primera y única chance que tuvo fue gol. La recuperó en la derecha Benjam ín Rollheiser, que ensayó un pase para un Leo Godoy que en el primer tiempo estuvo muy errático a la hora de los centros. Esta jugada no fue la excepción, pero el rechazo de la defensa le dejó el balón al Rusito Ascacibar, que desde afuera del área se animó a un remate fuerte y alto, que se clavó en el ángulo izquierdo de Augusto Batalla, que sólo atinó a mirar cómo por octava vez en el año la pelota pasaba la raya de su arco. Iban 21 minutos y el Pincha se ponía en ventaja.

No cambió para nada la temática del partido. Siguió casi igual, con un equipo visitante sin apuro por ir a buscar el empate, ni mucho menos romper su defensa. Por eso la pelota continuó en poder de Estudiantes, que la manejó un 67% del período.

Es verdad que a veces abusó de los pases laterales y eso puso nerviosos a sus hinchas, sobre todo uno que el Corcho Rodríguez dejó corto y otro de Mauro Boselli para atrás. Pero en los primeros 45 minutos San Lorenzo no sorprendió nunca y evidenció sus falencias ofensivas, con la soledad de Adam Bareiro y la voluntad -sin éxito- de Barrios, que no estaba al ciento por ciento y por eso dejó el campo en el entretiempo.

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En el complemento Estudiantes perdió a Leo Godoy y lo reemplazó Eros Mancuso. Y el dato no es menor, porque por ese sector de la defensa empezó a lastimar la visita, con el paraguayo Leguizamón. Tuvo uno, dos y al tercer desborde Bareiro marcó el 1-1, que se caía de maduro. El reloj marcaba los 12 minutos.

Entonces el Pincha intentó reaccionar, pero sin salirse del libreto del correcto y sistemático manejo de la pelota. Adentro Guido Carrillo y Matías Godoy para darle mayor frescura al equipo, que estuvo muy lejos del arco de Batalla. En los 35 minutos que pasaron desde el empate hasta la jugada del penal casi que no tuvo llegadas de riesgo, más allá de alguna pelota parada.

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San Lorenzo, que hizo cambios para empatar cuando perdía, los hizo luego para asegurarse el 1-1. Defendió demasiado y resignó el ataque. Pudo quedarse con las manos vacías en la última jugada, por el penal de Gastón Campi a Mancuso que falló Rollheiser. Estudiantes ni siquiera con el tiro del final se llevó el premio que no mereció pero por el que hizo más que su rival. Está bien en la tabla pero si quiere seguir creciendo tendrá que mejorar. Tendrá que mostrar un plus cuando los partidos son adversos.

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