Sigue internado el joven baleado en el Centro y no hay pistas de los ladrones

Cuando Fabricio Marchetti (30) entró en un autoservicio de su barrio para comprar unas bebidas, sólo pensaba en si faltaba alguna otra cosa para el asado que un rato más tarde compartiría con sus amigos, en su casa. En la vereda lo esperaba uno de ellos, con el resto de las compras que habían hecho en otros negocios del barrio. Ninguno imaginó que el encuentro se suspendería, como tampoco que unos cuantos minutos después estarían viajando hacia el hospital San Martín, donde Fabricio seguía ayer internado con un pulmón perforado por un balazo.

Los responsables fueron dos delincuentes, uno de ellos muy chico, de los que -por lo menos hasta anoche- nada se sabía.

Como se ha venido informando, el hecho ocurrió cerca de las 21 del último sábado en un autoservicio de 6 entre 44 y 45, a pocos metros de donde vive Fabricio.

“Él y un amigo habían ido a buscar las cosas para el asado y solamente les faltaba la bebida, que decidieron comprar ahí porque es más barata”, dijo otro joven que conoce a la víctima desde que tenían “3 años” y pidió mantener su identidad en reserva. Marchetti entró en el local (su acompañante se quedó en la vereda esperándolo), agarró las botellas y aguardó su turno en la fila para la caja, detrás de otro cliente.

El gravísimo incidente se desencadenó justo entonces.

“Entraron dos muchachos a robar; uno de ellos muy chiquito”, detalló el amigo de la víctima. “Empezaron a pedirle plata al cajero y parece que el más grande le pegó un culatazo en la cabeza al que estaba delante de Fabricio”.

LE PUEDE INTERESAR

Detuvieron a “Camus Hacker” y a un fotógrafo por abusar de adolescentes en falsos castings

LE PUEDE INTERESAR

Ordenan detener al ex PF de Las Leoncitas acusado de abusar de una jugadora de 14 años

Inmediatamente después se escuchó la detonación inconfundible de un balazo y Marchetti quedó tumbado en el piso, mientras los agresores apuraban la fuga manoteando todo el dinero que podían y el resto de los presentes se debatían entre ponerse a resguardo y tratar de entender qué era lo que había pasado.

EFECTO EN CADENA

Según explicó el allegado a la víctima, justo antes de descargar el culatazo en la nuca de la víctima el ladrón había movido la corredera, por lo que se supone que se disparó como consecuencia directa del golpe.

“Por lo que nos comentaron, no hubo una situación de forcejeo (previa), aunque sí una actitud amenazante de parte de los muchachos”, aseguró el joven.

En la fuga, los delincuentes “perdieron” algo de plata y desaparecieron de la zona antes de que llegaran los primeros patrulleros. La ambulancia del SAME también arribó muy rápido para trasladar a Fabricio al Policlínico.

Por lo que contaron los testigos, el joven -que estudió y trabaja como productor- se mantuvo siempre consciente, asistido desde el primer instante por un médico del barrio que lo contuvo y le indicó cómo respirar en esos momentos críticos.

“Ingresó en Urgencias y lo mantienen ahí porque terapia intensiva está llena”, dijo su amigo, dando cuenta de que, si bien está controlado, la herida en el pulmón “es compleja” y los profesionales “quieren estudiar la evolución”.

Los ladrones eran dos y escaparon con algo de dinero después de que sonó el disparo

Como es frecuente en estos casos, Fabricio apenas recuerda lo que sucedió aquella noche dentro del autoservicio. Y esas pocas imágenes se le presentan “como en flashes”. Según sus allegados, no retuvo las caras de los ladrones; apenas la certeza de que uno “era muy chico”.

CÁMARAS

La investigación, en tanto, está en manos de la comisaría Primera, que procura identificar a los responsables con testimonios y análisis de cámaras de seguridad.

El autoservicio donde pasó todo no dispone de esos dispositivos, pero sí muchos de los negocios que funcionan a pocos metros y que pudieron haber registrado el paso de los ladrones antes o después del ataque. También hay cámaras de monitoreo público, aunque, por lo que cuentan en el barrio, la del semáforo de 6 y 45 “ya no está instalada” y en los negocios de la zona denuncian que los robos son “cada vez más frecuentes”.

No obstante, los amigos de Fabricio están convencidos de que “alguna cámara debió filmarlos”.