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Política y Economía |Histórico encuentro con la basílica de Luján de fondo

En una misa con Macri y Alberto, la Iglesia pidió unidad y por los pobres

A dos días del traspaso del poder, el presidente saliente y el electo, acompañados de sus esposas y referentes de sus gabinetes, compartieron la jornada religiosa con gestos de convivencia. No estuvieron Cristina ni Vidal

9 de Diciembre de 2019 | 02:15
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El presidente electo, Alberto Fernández, y el mandatario saliente, Mauricio Macri, presenciaron ayer juntos una misa al aire libre por la “unidad y la paz” convocada por la Iglesia Católica en la ciudad bonaerense de Luján. Allí, a dos días del traspaso del poder, escucharon una exhortación a través de la homilía del arzobispo Jorge Scheinig de unir al país y evitar la destrucción de los adversarios.

Ambos adversarios políticos se sentaron juntos durante el servicio religioso y se abrazaron al final, en el momento en el que se dieron la paz, entre sonrisas y un intercambio de palabras.

“Estamos en otro tiempo, pero debemos hacer todo lo posible por resistir y no caer en la tentación de querer destruir al otro. En la Patria, el otro es mi hermana, es mi hermano”, dijo Scheinig delante de los líderes políticos que protagonizaron una dividida campaña electoral y en un escenario, el de los últimos años en nuestro país, de confrontación polarizada entre dos sectores: el macrismo y el kirchnerismo.

Extirpar el odio

Scheinig recalcó que el odio es “un sentimiento poderoso, oscuro y eficaz” y llamó a extirparlo “del propio corazón y del alma del pueblo, porque compromete el presente e hipoteca el destino común”.

“Todos somos conscientes que lo que viene, lo que ya estamos viviendo en el mundo, en nuestra América Latina, no es fácil y para seguir construyendo esta Nación bendita necesitamos de todos. Nadie sobra en esta construcción”, alertó Scheinig.

Frente a la Basílica de Nuestra Señora de Luján, lugar tradicional de peregrinación y hogar de la patrona del país, Fernández y Macri acudieron al acto acompañados.

En el caso del todavía presidente, quien en un evento con sus seguidores el sábado aseguró que hará una “oposición constructiva”, estuvo junto a él la primera dama, Juliana Awada. También lo acompañaron la vicepresidenta Gabriela Michetti, el jefe de Gabinete Marcos Peña, y otros ministros como Rogelio Frigerio.

Fernández asistió asimismo con su pareja, Fabiola Yáñez, y con miembros de su futuro Ejecutivo, como el que será su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el próximo canciller argentino, Felipe Solá, entre otros.

En la lista de ausentes, con o sin aviso, figuran la vicepresidenta electa Cristina Kirchner, la gobernadora de la Provincia, María Eugenia Vidal, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

Cafiero conversó brevemente con Macri, mientras que a Awada se la vio dirigirse a Fernández mientras le daba la mano.

Entre los participantes de la misa también estuvo el ex candidato presidencial Roberto Lavagna, quien saludó al presidente electo y al saliente.

Macri y Fernández llegaron a pie minutos antes de las 11, casi en forma simultánea, se saludaron y caminaron juntos el sendero vallado que los condujo a sus lugares, ubicados en la primera fila central, frente al altar montado de espaldas a la basílica; fue un momento de alta expectación, con todas las miradas pendientes de los movimientos de ambos, que sentados uno al lado del otro, intercambiaban comentarios y sonrisas.

Los rivales en las pasadas elecciones del 27 de octubre, se sentaron uno al lado del otro y varias veces se hicieron comentarios al oído y hasta compartieron un vaso con jugo de pomelo.

Del público asistente al servicio, hubo una multitud que esperó a ambos para que los saludara al término de la celebración, y se sacaran algunas fotos con algunos de sus seguidores.

El mensaje de la Iglesia

Scheinig convocó a los gobernantes a que “los pobres sean los hermanos más cuidados”. La pobreza aumentó de un estimado de 26 por ciento a más de 35 por ciento en los cuatro años del mandato de Macri, según cifras oficiales.

“La patria somos todos. Ninguna persona o grupo en soledad o aislado es la patria”, afirmó el arzobispo.

En otro párrafo de su homilía dijo: “Mucho nos ayudará alcanzar juntos un pacto social”, una iniciativa prometida por Alberto Fernández para sentar en una gran mesa de concertación al Estado junto con sindicatos y empresas.

“Somos conscientes que lo que viene, lo que ya estamos viviendo en el mundo, en nuestra América Latina, no es fácil”, señaló Scheinig.

“Estamos agotados de tantos desencuentros y peleas. La unidad es necesaria para salir del laberinto en que nos encontramos”, exhortó el prelado, que llamó a “no quedar atrapados en una telaraña en la que pueden convivir sin culpa el deshonesto, el corrupto, el inmoral y el corruptor”.

“Nos oponemos a que los pobres sean reducidos a un hecho sociológico o macro-económico. Deseamos que recuperen los derechos y las oportunidades a la que esta llamada toda persona humana”, dijo y concluyó: “No podríamos no estar al lado de los pobres”.

Monseñor Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, abogó por la construcción de una “cultura de la equidad”, una reconexión “con la realidad” y “un trabajo cuerpo a cuerpo con los hermanos, en especial con los más pobres, tal como pide el papa Francisco”, como cierre de la misa, y pidió también “dejarnos evangelizar por los pobres, que con sus dolores conocen al Cristo sufriente”, para que sean “prioridad de veras”.

“Fue una misa muy emotiva y muy linda, llegó la hora de estar juntos para siempre, el secreto es respetar, no pensar igual”, dijo Alberto Fernández en un contacto breve con la prensa como broche de la convocatoria que hizo la Iglesia en pos de terminar con la grieta y trabajar por la “paz” y la “unidad”.

Por otra parte, dijo reconocer el “enorme esfuerzo” de la Iglesia al convocarlo a participar de la celebración por el Día de la Asunción de la Virgen, junto al presidente Mauricio Macri y el resto de su gabinete de ministros.

“La iglesia, desde que el papa Francisco llegó, está haciendo un enorme esfuerzo por unir a los argentinos. No me extrañó su invitación porque sé que están en esa senda, pero valoré la invitación”, sentenció.

 

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Todos juntos. En la primera fila de la ceremonia religiosa estuvieron Mauricio Macri y Alberto Fernández, acompañados por sus respectivas esposas, Juliana Awada y Fabiola Yáñez/ afp

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