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Un puerto fantasma y los fantasmas del puerto

Un puerto fantasma y los fantasmas del puerto

Abel Blas Román (*)
Abel Blas Román (*) 

16 de Febrero de 2019 | 02:25
Edición impresa

En ocasión del pasado 137 aniversario de la ciudad decíamos que los platenses hablamos, con nostalgia, de la pérdida del vigor fundacional de una capital nacida como símbolo de la unión nacional y como ejemplo preclaro de arquitectura urbanismo.

Esa ciudad reconocida en el mundo entero como un ejemplo de la inteligencia puesta al servicio del progreso requiere, para ejercer efectivamente su capitalidad de la Provincia más grande y problemática, recuperar ese espíritu de construcción y lucidez.

Y no sólo La Plata; el meneado federalismo argentino no será nunca una realidad sin la presencia capitana de Buenos Aires y esta no será nunca una provincia pujante sin su cabeza tal como fue concebida por su fundadores.

Más de una vez, muchas por cierto. desde las páginas de este diario unido al destino de la ciudad de su nacimiento, se ha dicho que son cinco las puertas para recuperar la solidez de la capitalidad:

La Universidad amalgamada a la esencia, al punto de ser conocida como la ciudad universitaria.-

El ordenamiento de su territorio que en sus mil kilómetros cuadrados fue desdibujando la precisión de su tablero original.

El aeropuerto que puede transformarse en la alternativa válida del aeroparque metropolitano. Hoy medida la distancia en tiempo, La Plata es la capital de provincia más lejana de la capital federal.

La integración regional, básicamente con Berisso y Ensenada, pero en rigor, con toda la región capital, para ser, efectivamente, la cabeza que impulse el desarrollo sostenido de la provincia.

Y, por supuesto el puerto de La Plata, que en orden jerárquico debería figurar en el primer lugar. ¡El Puerto! Motivo fundamental para el emplazamiento de la ciudad en este sitio. No en vano el puerto ocupa la mitad del campo del escudo de la Ciudad y fue diseñado también por los fundadores.

El puerto que ahora debe ser un complejo ferroportuario multipropósito, generador de más de mil seiscientos puestos de trabajo, declarado en varias oportunidades (demasiadas) de interés provincial por el Senado y de interés municipal por los Concejos Deliberantes de La Plata y Ensenada.

El puerto, cuya desactivación en el comienzo de la segunda mitad del siglo pasado, marcó la muerte de la vía ferroviaria y su estación y la paulatina decadencia de la capital bonaerense.

El puerto, por el que clamaban Rocha y Benoit, y luego Monteverde y Berro y más acá en el tiempo, Hipólito Frangi, Miguel Szelawosky, Nicodemo Scenna y la voz infatigable de José María Prado.

El puerto, sin el que no habrá ciudad vigorosa y por ende capital fuerte y por lo tanto provincia posible.

En aquella mentada reflexión del 137 aniversario, finalizamos diciendo que teníamos “una esperanza humilde”.

Ahora, un reciente artículo en EL DIA del nuevo Arzobispo de La Plata, alimenta esa esperanza, el Intendente ha recogido el llamado y efectuado un anuncio que esperamos se concrete. Pero para que el Puerto de La Plata deje de ser un fantasma, hay que aventar los fantasmas que lo han paralizado durante décadas. Ellos, paradójicamente, como las puertas de la recuperación, son cinco:

La mezquindad de los porteños creadores de las más antigua y persistente grieta de los argentinos (porteños vs. provincianos) con intereses poderosos alrededor del suyo, no es gratuito así se titulen: “porteños”.

Los turbios misterios de la Aduana Nacional (ámbito propicio de corrupciones variadas).

La anemia de los gobiernos provinciales, siempre menesterosos de las arcas nacionales y con voces tímidas para reclamar lo que corresponde de pleno derecho.

La miopía de los partidos políticos, en cuyas plataformas nunca aparece un plan director para un puerto de aguas profundas, alternativo del de Buenos Aires, y motor de otras aéreas de expansión.-

La pereza de los platenses para ponerse de pie y como en el célebre pueblo de Fuenteovejuna, contestar todos a una: ¿Qué necesita La Plata para ser una Capital viva? El puerto señor, el puerto. Desde 1882 hasta hoy. Igual que hace 137 años: el puerto

Por eso, bienvenida la invitación arzobispal para que los gobernantes y los gobernados; las universidades, las entidades de bien público, los platenses, los berisenses, los ensenadenses, en suma todos los actores institucionales y civiles, nos pongamos de pie, para aventar los fantasmas y que el puerto La Plata vuelva a dar vida, trabajo y sustento a la Región Capital.

Para que el escudo de la Ciudad vuelva a tener sentido.

(*) Ex Intendente municipal de La Plata

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