Fracasos en la prevención vial de nuestra región

El número de muertos en la Región alcanzó la cifra de 58, más propias de una “guerra” que de lo que debiera ser el simple desplazamiento de vehículos automotores por las calles. A esas víctimas fatales debe añadirse la cantidad de heridos. En realidad tal estadística demuestra el absoluto fracaso de las políticas preventivas en materia vial, con excepción de la que se ocupa de labrar actas por excesos de velocidad mediante cámaras instaladas, cuyo propósito excluyente pareciera ser el recaudador.

Fracaso del régimen de la Verificación Técnica Vehicular, que es cada vez más costosa y se enfoca sólo con quienes van a esa revisión anual. Ya con la oblea puesta, el conductor sale de la planta y debe compartir la dinámica con carros tirados a tracción a sangre, A veces se habla, lamentablemente, de chicos de corta edad o de ancianos que arrastran como pueden esos vehículos impropios, sometidos al arbitrio de cualquier maniobra desafortunada por parte de los automotores. Por otra parte se conoce -salta a la vista- que no faltan automóviles o motos que jamás hacen la VTV.

Fracaso en el control de las leyes de tránsito. Cualquier observador puede detenerse ante un semáforo y verificar lo que ocurre con las motos. Más de la mitad se lanzan a cruzar las calles pese a que el semáforo esta rojo y en oportunidades se mueven en zigzag para no ser atropellados por los que cruzan en verde. El caso de las motitos deliberys ya es más que crítico, por la velocidad con que se mueven -desprovistos de luces traseras o delanteras- en cualquier calle o avenida, sin respetar ninguna ley vial. Ellos argumentan que se comportan así para no ser robados por los motochorros. Y fracaso también, por la falta de comprensión de muchos ciclistas sobre los riesgos que corren y las leyes que deben acatar.

Fracaso en lo que se refiere al estado que presentan las calles. Algunas con baches, otras con lomos de burros espontáneos (diseñados y colocados por los propios vecinos). Fracasos en evitar que los vehículos avancen por las banquinas como ocurre en horarios centrales en el camino Centenario. Fracasos al no labrarse infracciones a vehículos que emiten propaganda ruidosa, a un altísimo volumen, y que pasan impunes frente a policías o inspectores que no hacen nada para detenerlos. Fracaso con los escapes libres.

Demasiados fracasos en las medidas de prevención que, se supone, deberían impulsar las autoridades de la Región. La lista aquí ofrecida es meramente ejemplificativa, faltan muchos otros casos similares, en los que el poder de policía fracasa en forma estrepitosa desde hace décadas.

Fracaso también en la aplicación de sanciones por parte de la Justicia, cuando las causas llegan a los tribunales penales. Y fracaso esencial en el aspecto de formación educativas de los conductores, con escuelas que no cuentan entre sus materias con una que se ocupe sobre las delicadas responsabilidades de todo ciudadano cuando maneja un vehículo en la vía pública.

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Lo único que sigue yéndose para arriba son las estadísticas que marcan, año tras año, las desmesuradas cifras de muertos y heridos que deja el tránsito en la Región.