El calvario de vecinos de Villa Castells que siguen sin agua potable

Hace doce años que los vecinos de Villa Castells recorren un calvario sin final, consistente en no recibir agua potable en sus casas y, en cambio, ver que en sus canillas sale un líquido escaso y con gusto a sal, en el que se detectaron ya varias veces elevados niveles de cloruro de sodio.

Tal como dijeron, semejante experiencia los “ayuda” a visitar y conocer cómo era la vida en los siglos XVIII y XIX, es decir en los tiempos de la Colonia, en la etapa previa al higienismo. Y lo concreto es que también deben comprar agua, de modo que vienen gastando más de 50 mil pesos por mes de sus bolsillos, según estimaron.
Además de muchos barrios populares y de sectores residenciales de primer nivel, la zona cuenta con numerosas industrias, comercios, escuelas y lugares de esparcimiento. Entre otras, enclavada en el epicentro de Gonnet y Villa Castells, se encuentra la República de los Niños que recibe miles de visitantes por día. En alguna época reciente, allí mismo se había instalado un gran tanque de agua sobre caballetes, para que los vecinos del predio pudieran abastecerse con agua.
Los frentistas recuerdan que en 2013 percibieron un gusto salobre en el agua. Las autoridades tomaron muestras y se detectó cloruro de sodio en niveles que convertían al agua en no apta para el consumo. Se corroboró luego, en 2017 que el suelo de Villa Castells y de Gonnet sufría el efecto de una alta salinización de las napas, de modo que el agua llegaba a los domicilios con elevados niveles de cloruro de sodio. Tal como se dijo, la situación llegó a la Justicia, que le ordenó a ABSA proveer de agua potable a los usuarios.

Cabe señalar que Villa Castells, al igual que otro resto de Gonnet, fueron las dos zonas más afectadas en relación al agua potable, ya que a los problemas por la falta de suministro se sumó hace unos años la salinización de las napas. Como se sabe, según se corroboró el agua llegó durante mucho tiempo a los domicilios con elevados niveles de cloruro de sodio. La situación llegó a la Justicia, uno de cuyos juzgados ordenó a la empresa a proveer de agua potable a vecinos de la zona comprendida por las calles 485 a la 505, desde la 2 a la 13, aunque, como se ha dicho, la zona se irradió hacia otras manzanas.

La obligada rutina de esos pobladores es la siguiente: de lunes a sábado, en 15 y 501, Aguas Bonaerenses les otorga un bidón de agua en compensación por los problemas de potabilidad que presenta el agua corriente. A su vez, se colocaron tanques de agua comunitarios para que los frentistas acarreen su propia agua a través de baldes, bidones y botellas.

Lo concreto y cierto es que miles de pobladores de estas zonas vienen viviendo una situación de virtual colapso en lo que se refiere al agua domiciliaria y que, por consiguiente, el problema debe resolverse a la mayor brevedad.

No es posible aceptar que miles de vecinos se vean obligados a tolerar situaciones muy penosas que, inclusive, ponen en riesgo su salud y que, además, contrasta con las abultadas facturas que emite la empresa.

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Un servicio público esencial, como es el del agua, reclama un suministro continuado y confiable. Sin embargo, a medida que pasan los años, la prestación se ve cada vez más degradada. La empresa prestaría está obligada a brindar una prestación plena y sin interrupciones.