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PARÍS
Una multitud de parisinos y turistas estupefactos, algunos de ellos llorando y otros rezando, miraban con horror en el centro de París ayer cómo las llamas devoraban la emblemática catedral de Notre Dame.
Exclamaciones y gritos de “Dios mío” empezaban a oírse cuando parte de la aguja se vino abajo, mientras las llamas se extendían por todo el techo. Segundos más tarde, las cámaras de cientos de teléfonos móviles captaban el momento en que el resto de la aguja se derrumbaba, en medio de gritos de estupor.
Por la noche, cientos de personas se reunieron para rezar en el puente Pont aux Changes, enfrente del monumento.
“Estoy muy triste, inmensamente triste y vacío”, confesó Stéphane Seigneurie, consultor de 52 años, interrumpiendo su oración. “Desde que vivo en París es un punto de referencia. Vengo a menudo, es un lugar extraordinario que se mezcla con la historia de Francia”.
“Es increíble, nuestra historia se hizo cenizas. Estamos viviendo algo muy triste”
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“París está desfigurada. La ciudad nunca será como era antes”, declaró Philippe, un empleado de unos 30 años, que pasó en bicicleta luego de que un amigo le avisara sobre el incendio.
La policía trataba de alejar a los transeúntes de las dos islas del Sena, incluida la Isla de la Ciudad, el barrio parisino donde se ubica la catedral de estilo gótico.
Pero una multitud de espectadores seguía intentando acercarse, dificultando el tránsito mientras se arremolinaban en los puentes de piedra que conducen a la isla. “Es increíble, nuestra historia se está haciendo humo”, dijo Benoit, de 42 años, que llegó al lugar en bicicleta para ver el incendio, resumiendo el sentimiento general de conmoción.
Sam Ogden, de 50 años, llegó de Londres el lunes con su marido, sus hijos adolescentes, y su madre. Habían viajado a París específicamente para ver Notre Dame, como parte de una gira por el mundo durante años para visitar lugares históricos. “Esto es realmente triste, la cosa más triste que he presenciado y visto en mi vida”, contó Ogden.
Su madre, Mary Huxtable, de 73 años, dijo: “Esto (Notre Dame) estaba en mi lista de cosas para ver. Ahora nunca entraré”. (AFP)
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