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La Ciudad |Con preocupación por la caída de la demanda

El desafío de volver a la fábrica, entre la cautela y nuevos hábitos

La autopartista platense Federal Mogul reactivó su planta esta semana, luego de dos meses de parate. Cómo es producir en tiempos de COVID-19

Laura Romoli

Laura Romoli
lromoli@eldia.com

15 de Mayo de 2020 | 03:43
Edición impresa

Para poder atravesar el portón de hierro hay que pasar primero por un chequeo médico y firmar una declaración que asegura no haber estado en contacto con nadie con coronavirus. Recién entonces, con barbijos y un estricto distanciamiento, los operarios de la autopartista Federal Mogul pueden ingresar a la planta. Así lo hacen desde el lunes, cuando, tras dos meses de parate por la cuarentena, la fábrica de Gonnet fue habilitada para retomar su actividad y las máquinas volvieron a encenderse.

La vuelta al trabajo en tiempos de pandemia en la empresa se vive con un entusiasmo cauteloso y gran inquietud por lo que vendrá. Sin duda, la noticia de poder reiniciar la producción provocó alivio en directivos y trabajadores, aunque el contexto económico se vive con incertidumbre por la fuerte caída de las ventas, que hoy llega al 70 por ciento.

VARIOS FRENTES DE BATALLA

Esta fábrica de cojinetes ubicada frente a la República de los Niños obtuvo el permiso del municipio y la Provincia, al igual que otras 12 industrias de la Ciudad; pero, como la mayoría de las otras, mantiene varios frentes de batalla. Por un lado, busca evitar con un riguroso comportamiento sanitario la circulación del COVID-19 en la planta, lo que la obligaría a volver a detenerse. Por otro, la fuerte y generalizada caída de la demanda también pone en jaque su nivel de producción y, por lo tanto, su normalidad previa al inicio de la pandemia.

Sin embargo, nada parece peor que el parate atravesado durante los últimos dos meses. Tanto es así que ni bien supieron de la habilitación para funcionar, todo el plantel tenía listos y ensayados los mecanismos para la reapertura. “Nos comunicaron del permiso el sábado y el lunes a las 6 de la mañana todo el plan estaba desplegado”, cuenta el gerente, José Gobbi, quien narra que con diferentes grupos de trabajadores se venían realizando previamente detalladas explicaciones del protocolo sanitario a instrumentar.

Al saber de la reapertura, el lunes pasado, la ansiedad por reintegrarse a trabajar de los empleados fue tal que –cuentan- los supervisores debieron mandar de vuelta a sus casas a trabajadores pertenecientes a grupos de riesgo que insistían en reincorporarse igual.

De los 95 trabajadores que prestan servicio en la planta, unos 65 se encuentran activos, en tanto que el resto permanece en sus hogares, ya sea por pertenecer al grupo de riesgo o por ser personal administrativo y aplicar en la modalidad teletrabajo. “Todos cumplen el protocolo sanitario porque todos saben de la importancia de cuidarse para poder continuar”, cuenta el directivo. Incluso, los operarios utilizan barbijos cuando, por la distancia que hay entre máquina y máquina, podrían no hacerlo.

MEDIDAS DE PREVENCIÓN

Entre las principales medidas de prevención, se encuentra la división del plantel en turnos y la disposición de una franja de media hora entre ingresos y egresos para que los distintos grupos de empleados no se encuentren entre sí en los recambios. También se establecieron horarios para el uso del comedor, dónde sólo pueden sentarse a una misma mesa un máximo de tres personas.

El protocolo es mucho más extenso y también abarca la observación y concientización del comportamiento que los empleados mantengan fuera del horario del trabajo, atendiendo a todas las posibilidades de un contacto con el virus. Es que, de presentarse un caso positivo, además de la problemática sanitaria, estarían obligados a volver a parar para una desinfección general que podría llevar días.

DESAFÍO E INCERTIDUMBRE

La experiencia de producir en tiempos de coronavirus no sólo presenta a esta autopartista los conocidos desafíos sociales y sanitarios, y las consecuencias financieras de la prolongada interrupción durante las fases anteriores de la cuarentena. La enfrenta, además, a una caída de la demanda del mercado del 70 por ciento y un panorama de incertidumbre sobre el futuro.

“Fue un shock”, describe Gobbi a la situación iniciada el 19 de marzo en la planta. “Comenzamos por enviar a toda la población de riesgo a sus casas y en todos había miedo e incertidumbre por la situación sanitaria, pero después comenzó la preocupación por las fuentes de trabajo”, cuenta.

El gerente explica que, si bien la empresa pertenece a un grupo corporativo americano, la fábrica se mantiene localmente con lo que se produce y vende. “El sostenimiento de la cadena de pagos de salarios y proveedores durante un parate que no sabíamos cuánto iba a durar nos llevó realmente a preocuparnos mucho y a tomar medidas muy concretas y drásticas para asegurarnos de poder hacerlo”.

En este sentido, si bien la compañía recibió la asistencia del gobierno nacional, debió actuar, además, con las cámaras y sindicatos para que durante el tiempo en que la producción estuviese interrumpida los salarios se redujeran al 70 por ciento y refinanció con sus proveedores “lo que ellos necesitaran para pagar salarios y no el resto de sus facturas, hasta tanto se retome la actividad”.

Pero, a pesar de que las medidas para capear el temporal parecieron inicialmente alcanzar, Gobbi advierte que la producción que ahora está realizando la empresa obedece a que se fue entregando el stock existente a los talleres mecánicos, que fueron el primer sector en reabrir. La falta de demanda, producto de toda la situación económica generada por el coronavirus, amenaza también la continuidad de la plena actividad.

“Estamos vendiendo entre el 30 y el 40 por ciento de lo que vendíamos antes de la declaración de la emergencia por la pandemia y vemos que para mantener de nuevo toda la estructura y a toda la gente con su salario total y seguir resistiendo el mal momento, probablemente, tengamos algún otro parate en la producción y tengamos que bajar nuevamente algún día de suspensión”, explica.

En medio de esta delgada línea por la que camina esta industria local, con los barbijos puestos y siguiendo al pie de la letra las normas sanitarias, los empleados celebran la reactivación. “Este es mi sustento y el de mi familia, estoy contento de estar acá”, comenta Leonardo Alessi al interrumpir, sólo por un momento, la máquina que manipula desde hace 17 años y con la que traza las canaletas del cojinete por las que, en un tiempo, circulará el aceite de algún motor.

La vuelta al trabajo en la empresa se vive con un entusiasmo cauteloso e inquietud por lo que vendrá

“Estamos vendiendo entre el 30 y el 40 por ciento de lo que vendíamos antes de la pandemia”

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Con barbijos, un estricto distanciamiento y protocolos, los operarios volvieron al trabajo. Por ahora, entre cierto alivio y gran cautela / demian alday

Unos 65 de los 95 operarios de la fábrica se encuentran activos / d. alday

““El parate fue un shock y ahora nos reactivamos pero tenemos una demanda del 40 por ciento respecto de lo que vendíamos antes de la pandemia”. José Gobbi - Gerente de la fábrica

““Este es mi sustento y el de mi familia desde hace 17 años y es mi vida. Estoy preocupado pero agradezco a las autoridades que me permitan estar hoy acá”.  Leonardo Alessi - Operario

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