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La Ciudad |ENTREVISTA AL EXDECANO DE CIENCIAS MÉDICAS, JORGE MARTÍNEZ

“Con el examen de ingreso, Medicina tenía más graduados”

En diálogo con el director del diario EL DIA, le apuntó a la masividad de las cursadas y habló de una “formación sin control”

28 de Octubre de 2024 | 01:42
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“Medicina ha sido el gran experimento de la Universidad”, advierte el Dr. Jorge Martínez, exdecano de la facultad de Ciencias Médicas de La Plata, desde donde supo impulsar y defender el curso de ingreso eliminatorio derogado a fines de 2015, tras los cambios aplicados a la Ley de Educación Superior. “Desafortunadamente, desde que se decidió que el ingreso vuelva a ser irrestricto, sin examen y que baste con terminar la Secundaria para poder ingresar a Medicina, hemos notado un gran retroceso en la formación del recurso humano”, lamenta Martínez durante una extensa entrevista con el director del diario EL DIA, Raúl Kraiselburd, para enseguida sumar: “Pero el retroceso va mucho más allá. Por ejemplo, se olvida que el recurso didáctico fundamental en el ciclo clínico es el paciente. El pobre paciente que por no tener medios económicos no elige dónde se va a internar, sino dónde puede”.

El exdecano de Medicina trae a la charla un recuerdo de los años previos al curso de admisibilidad. Corría el año 1992 y el decano era el fallecido Dr. Frutos Enrique Ortiz: “Los pacientes en las salas hospitalarias tenían que ser sometidos al examen clínico de 40, 50 estudiantes. Fue una época muy fea para la formación docente y para la formación del recurso humano. Pero cuando comienza a aplicarse el curso eliminatorio y se llega al ciclo clínico tres años después, empieza a notarse un cambio muy importante, reflejado tanto en las notas promedio de los alumnos antes y después del examen de ingreso como también en la duración de la carrera, los niveles de deserción y de graduación”.

COMPARACIÓN

En este punto, Martínez se apoya en datos que comparan los rendimientos académicos en Medicina antes y después de la prueba eliminatoria. Sobre esa base estadística que comparte con el director de EL DIA, explica que los números “muestran que sin curso de admisibilidad la duración media de la carrera era de aproximadamente 12 o 13 años que luego (al aplicar el examen en el año ‘92) se reducen a 7 u 8 años”.

¿Qué significa esto? “Que cuando la enseñanza tiene que administrar un recurso masivo, la transmisión del conocimiento desde el docente al alumno y la incorporación de ese saber por parte del alumno es mucho más lenta. Entonces el proceso se extiende y hay poca exigencia y autoexigencia tanto del docente como del alumno. En cambio, cuando uno pone un filtro -que no es exclusión, sino admitir dentro de la unidad académica a aquellos que comprenden un texto o pueden hacer una operación matemática simple- la carrera se hace mucho más corta”, resume el exdecano.

 

“El acto singular entre profesional y paciente es algo que no se reemplaza nunca”

 

Destaca también que “cuando estaba el curso de admisibilidad, teníamos aproximadamente el 85% de éxito en la graduación final en tiempo y forma. Medicina con curso de ingreso lograba un número de graduados mucho mayor que la unidades académicas que no tenían este curso. Hoy, según las últimas estadísticas, la tasa de egreso en Argentina es del 14%. O sea que el 86% no se recibe en tiempo y forma. Eso implica no solo un gasto económico, sino el desaliento docente. Porque no es lo mismo que un profesor se siente en la cama de un paciente con tres o cuatro alumnos, que verse invadido por 50. No hablamos solo de un problema presupuestario, sino de un problema ético y moral”.

PUNTAJE

Martínez vuelve a los datos para hacer hincapié en las calificaciones de los alumnos de Medicina con y sin examen de ingreso: “Cuando no había admisibilidad, la nota promedio era de aproximadamente 5,50 o 6 y con el proceso de admisibilidad creció a 7,50 u 8 puntos. O sea que es una mejor calidad de estudiante la que se logra cuando el ingreso es con determinadas condiciones, a diferencia de aquel que lo hace sin restricciones”, asevera, para después detenerse en la “combinación letal” que, a su juicio, se cifran en la graduación de un alumno con educación primaria y secundaria deficiente más el ingreso libre e irrestricto a una carrera como la de Medicina.

MIGRACIÓN

En otro tramo del reportaje, el exdecano de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) compara la situación actual de una facultad que en la última década pasó de un promedio de 300 inscriptos por año a casi 8.000 en el actual ciclo académico. “Nosotros teníamos ingresos tan bajos como 300 y tan altos como 730. Entraban todos aquellos que aprobaban el examen. Lo que pasa ahora es que además se agregó una migración muy importante, particularmente de Brasil, de Ecuador y Paraguay. Y no es por la gratuidad de la enseñanza, sino para eludir el examen nacional de ingreso en esos países. Tanto es así que, por ejemplo, en Ecuador les reconocen los dos años de la Medicina hecha acá y entonces se vuelven al tercer año, cuando sortearon lo más difícil, que es el examen de ingreso”.

Más allá de la masividad a la que se enfrentan las cátedras del ciclo básico de Medicina, Martínez subraya que el mayor problema hoy se da en el ciclo clínico, cuando los alumnos deben tratar con pacientes. Una práctica ineludible para la formación del futuro médico e imposible de simular con ninguna tecnología, pero que empieza a verse “desbordada” por la cantidad de alumnos.

“El acto singular de hombre a hombre entre el profesional y el paciente no se reemplaza nunca. Por eso insisto en que quizás la peor de las combinaciones sea tener una mala enseñanza secundaria con un ingreso libre e irrestricto a la Universidad. La consecuencia de todo esto es el título habilitante que le permite recibirse y operar un cerebro o un corazón sin tener la obligación de hacer un posgrado. Puede no hacer una residencia, lo cual es un problema muy grave”, sentencia el médico, que propone una carrera de grado más corta y “la obligatoriedad de la enseñanza de posgrado” como ocurre en otras partes del mundo, “donde si usted no demuestra tener formación de posgrado acreditada no puede ejercer”.

Partiendo de la base de que “el recurso didáctico en el ciclo clínico es el paciente”, Martínez asegura que no siempre hay camas disponibles para la práctica en los hospitales y que a veces la entrada masiva de los estudiantes a los centros de salud “complica” la atención.

Alejado de la Facultad de 120 y 60 y volcado a la formación en posgrado, el exdecano cita casos de alumnos en los que, afirma, se observan notorias diferencias entre aquellos que tuvieron un curso de ingreso eliminatorio, “que se encontraron con dificultades para entrar a la Facultad pero se formaron correctamente, en comparación con quienes ingresaron sin restricciones”.

El Dr. Jorge Martínez, durante la extensa entrevista / EL DIA

PRÁCTICAS

También menciona que hoy los estudiantes “cuentan que difícilmente pueden ver un paciente antes de ingresar a la Práctica Final Obligatoria y cuando lo hacen algunos están guiados por docentes formados, pero otros van a hospitales en los que ni siquiera hay docentes y entonces aprenden lo que ven”.

Cierto es que en Medicina gran parte de la enseñanza se basa en “ver y hacer” para aprender. “Pero el problema está en que la estructura de aprendizaje pasa siempre por alguien que está sabiendo lo que hay que enseñar y cómo enseñarlo. Cuando no hay un docente a cargo, el alumno puede ver, pero no necesariamente aprender”, alerta Martínez y le apunta a lo que llama “una formación sin control” que, recuerda, redundó en la renuncia de profesores que en su momento documentó este diario.

Martínez aclara después que “no existe la enseñanza gratuita” porque “alguien la paga con sus impuestos y generalmente el que lo hace es el ciudadano común, incluido aquel que ni siquiera podrá mandar a sus hijos a la Universidad”. Por eso, dice, siempre le mereció “mucho respeto la enseñanza y la educación médica en un contexto empático con el paciente” y, desde esa perspectiva, vuelve a defender que “un buen curso de ingreso permite seleccionar al aspirante a médico que, en definitiva, terminará haciendo una carrera más corta, con mejor dedicación y mucho más útil para la sociedad”.

 

 

El debate del presupuesto universitario y la crisis de la educación

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“En la Universidad hay un sistema que no es eficiente” (Entrevista a Raúl Pessacq)

 

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El ausentismo reiterado de los alumnos del Secundario y el impacto en la educación (Por Juan Manuel Mannarino)

 

Un Nobel al rescate universitario (Opinión - Julián Portela)

 

Universidades: “Un uso eficiente y transparente de los recursos ” (Entrevista a Mariano Ben Plotkin) 

 

Los procesos económicos y sus impactos en todos los niveles de la enseñanza (Nota de Opinión I - Por Raúl Kraiselburd)

 

Las universidades deben dejar de ser una guardería para muchachos “ni-ni” (Nota de Opinión II - Por Raúl Kraiselburd)

 

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Argentina necesita del egreso universitario (Opinión - Arq. Gustavo Páez)

 

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"El 50% de los alumnos en el Secundario tiene problemas en su trayectoria educativa”  (Entrevista a Julio Martínez, Consejero General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires) 



A propósito de las universidades: “La educación no es gratuita” (Punto de vista.- Por Marcos Lanari)

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