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En el Frente de Todos, una danza de candidatos y mucha incertidumbre

En el Frente de Todos, una danza de candidatos y mucha incertidumbre

Carlos Barolo

23 de Mayo de 2023 | 02:41
Edición impresa

El peronismo asiste a una situación casi inédita: gobierna desde hace casi cuatro años pero el presidente en ejercicio no irá a la reelección, una posibilidad constitucional. Su candidato/a supuestamente más taquillero/a no piensa presentarse y el espacio ni siquiera sabe aún si el nombre que finalmente lo represente en las generales de octubre saldrá de una Primaria Abierta o de una decisión consensuada y/o impuesta por una facción dominante. El peronismo hoy es un caos de nombres porque tiene que presentarse como oferta electoral administrando una situación económica desmadrada, que viene afectando especialmente a su base de sustentación: la clase media y media baja trabajadora.

La vicepresidenta Cristina Kirchner, lo ha dicho, no será candidata a nada pero pretende reservarse el papel de gran electora; la diseñadora de la estrategia para enfrentar el comicio que viene y que incluye obviar las PASO en el Frente de Todos. Pretende hacer valer, una vez más, su dedazo. La famosa lapicera.

Alberto Fernández, que fue beneficiario de esa designación arbitral hace cuatro años, ahora dice que lo mejor que le puede pasar al oficialismo es hacer lo contrario. Asegura que deben competir todos los que quieran en las Primarias de agosto próximo y de ese duelo saldrá el candidato. Utiliza así su pequeña cuota de poder de daño al kirchnerismo puro. Que, por cierto, en un Congreso Nacional del Justicialismo acaba de convertirlo en un espectador de las cuestiones internas del partido que formalmente preside: todas las decisiones legales pasarán ahora por el cristinista formoseño Gildo Insfrán.

Mucho ruido y pocas nueces

Es en este marco que se formó una grilla tentativa de postulantes presidenciales que, a priori, no lograrían aunar monolíticamente todas las voluntades del oficialismo.

Si Sergio Massa hubiera logrado bajar un poco la inflación sería el candidato indiscutido, apoyado por el kirchnerismo, la CGT y los gobernadores peronistas. Respaldo en el gobierno por Cristina (sin grandes muestras de afecto público como para disimular que bendice a quien negocia con su endemoniado FMI), su figura como postulante ideal se fue debilitando al ritmo de la carencia de dólares para la economía que él administra.

De todos modos, el ministro parece seguir en carrera por algunas semanas. Es prácticamente quien maneja el Gobierno y apuesta a que el Fondo le adelante los dólares que restan del programa anual pactado como para fortalecer las reservas del Banco Central y tranquilizar la cuestión cambiaria. Eso sí: debería resistir la presión para devaluar porque de lo contrario estaría liquidado en términos electorales.

Massa se sabe “operado” por los mismos frentetodistas. Por eso acaba de lanzar un advertencia interna: dijo que su partido, el Frente Renovador, hará un congreso nacional el 10 de junio y ahí decidirá si siguen formando parte del Frente de Todos. Detalle: cerca de esa fecha se conocerá la inflación de mayo, que muy probablemente sea más alta que el 8,4 % de abril.

¿Una señal?

Los recientes dichos de Cristina respecto a que su ambición es que “los hijos de la generación diezmada” por la dictadura tomen el mando que ella dice que va a dejar apuntaron las miradas del peronismo al ministro Eduardo “Wado” de Pedro, que siempre fue el crédito presidencial de La Cámpora. De Pedro es hijo de desaparecidos.

Su postulación supondría el sello indiscutido de la Vice detrás de su figura pero también, para muchos, una limitante: su condición de camporista, aún con la vocación de amplitud que se le reconoce, puede generarle cierto techo electoral. Incluso dentro del PJ.

El gobernador bonaerense Axel Kicillof jura que sólo piensa en su reelección en la Provincia pero en el PJ insisten en ponerlo en la grilla presidencial. ¿Por qué la insistencia? Porque en definitiva todo el mundo sabe que hará lo que le pida/ordene Cristina. El mismo lo ha reconocido: primero el proyecto.

Máximo Kirchner, hoy distanciado del mandatario provincial, siempre fue el principal impulsor de subirlo a la carrera presidencial, un poco porque Axel es quien mejor fideliza el voto de su madre y otro poco para liberar la candidatura a la gobernación del oficialismo, que él pensaría para un aliado. ¿El lomense Martín Insaurralde? ¿El mercedino De Pedro, en un enroque posible con Axel?

Para resistir las presiones para mudarse Kicillof esgrime lo obvio: es el mejor posicionado para asegurarle al kirchnerismo el control de Buenos Aires, un paso clave en la estrategia de repliegue si toca la derrota a nivel nacional.

Mientras, ¿puede Daniel Scioli ser candidato a la presidencia otra vez, luego de la derrota frente a Macri en 2015? Siempre dispuesto, lo respalda Alberto y su idea de hacer “PASO si o si”. De esta forma, si se dan las internas, el ex gobernador y actual embajador en Brasil aparecería dispuesto a desafiar a quien resulte bendecido por Cristina.

¿Le daría el combustible frente al estilo arrollador de la Vice? Scioli es muy conocido, lo que no significa aprobado por todos lo que lo conocen, y trabaja un perfil anti-grieta, dialoguista. Pero tiene un enemigo interno en el gobierno: nada menos que Massa, que preferiría verlo reducido a la nada y claramente jamás haría campaña junto a él.

Fernández ha dejado correr otros nombres en su afán de irritar a Cristina. Por ejemplo, el del jefe de Gabinete, Agustín Rossi. Pero está claro que si es Scioli no será Rossi, y viceversa. El santafesino -con bajo nivel de conocimiento en términos nacionales- es más aceptado que Scioli en el kirchnerismo por su pasado como soldado de Néstor y de la Vice. Pero, digámoslo, nadie en el peronismo lo ve como un serio postulante presidencial, salvo que la decisión sea mandar a alguien al muere porque la cuestión económica se desmadre. Y no queda claro si, en ese caso, él mismo insistiría con la idea.

¿Y el líder social Juan Grabois, que acaba de lanzarse en el micro estadio de Ferro? Cristinista, crítico de Alberto pero mucho más del ministro Massa y su decisión de re-acordar con el FMI, tiene una intención de voto bajísima y su amenaza de ir a las PASO del Frente de Todos suena más a carta de negociación para las listas legislativas que a realidad concreta.

Grabois jura que si el candidato consensuado por el oficialismo es Massa él mantendrá su postulación -siempre que el FdT le habilite la lista, claro- para combatir lo que el ministro representa. Como si todo lo que Massa hace en materia económica no estuviera acordado y avalado por Cristina, su referente. Detalles de la construcción de un relato que falazmente sitúa al cristinismo duro como un actor externo a este gobierno.

Kicillof sólo piensa en su reelección pero en el PJ insisten en ponerlo en la grilla presidencial

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